miércoles, 6 de octubre de 2010

"Una empresa con sabor a dulce"

Amor por el postre. Alejandra Cendra nos narra su historia de éxito en el negocio de la pastelería. Alejandra y Punto es el nombre de la cadena de pastelerías que empiezan a destacar gracias a sus exquisitos sabores y la clave de combinar la pastelería fina y la novoandina. Hoy piensa en grande: quiere abrir más tiendas e incluso llegar a provincias con sus manjares.

Ingresar al taller de su tienda de pasteles es mezclarse entre los suaves y dulces aromas de sus postres en plena elaboración. Observar cómo una simple mezcla puede dar un resultado tan exquisito como un brownie de chocolate o un muffins nos lleva a pensar que este debe ser el negocio más rico que cualquiera puede imaginar.

Y no nos equivocamos
Alejandra Cendra, dueña de Alejandra y Punto, cadena de pastelerías que empiezan a despuntar gracias a la fusión de la pastelería fina y la novoandina, se siente feliz con lo que hace. Se confiesa una amante de los postres, quizá porque fue su querida abuela quien la llevó a ese dulce mundo. “Cuando era niña me gustaba ver a mi abuela mientras preparaba sus ricos postres caseros”, rememora Alejandra. Pero aunque esa fue su debilidad, jamás pensó que era una carrera para seguir.

El llamado del dulce
Optó por la hotelería, carrera que empezó a seguir en Le Cordon Blue, pero por azares del destino la derivaron a la sección de pastelería. Allí, junto a los aromas que la acompañaron en su niñez, decidió cambiarse de especialidad, una decisión respaldada por sus padres.

Lo aprendido en el instituto lo hacía realidad en la cocina de casa. Así el cheescake de maracuyá que preparó con una inversión de S/. 15 hace 9 años fue el punto de partida de su negocio. “Salió tan bueno que mi familia me sugirió que lo ofrezca”, recuerda. La cafetería Sarcletti fue su primer cliente y vinieron otros más.
 
En vista de que la cocina de casa quedaba chica, sus padres le construyeron en la lavandería una pequeña cocina. A la par, el sueño de la “tiendita propia” se hizo realidad.
“Siempre lo soñé y justo cuando iba a dejar pedidos a otro de mis clientes, una señora me dijo que podía alquilarme su cochera como local. Un lugar pequeño pero lo arreglamos con mucho cariño. Hoy esa tienda, la de San Borja Norte, la maneja mi abuelita”, comenta orgullosa.

Negocio en grande
En el 2003, su primer cliente, Sarcletti, “le pasó el dato” de que la cadena Starbucks llegaba a Perú y estaba tras la búsqueda de un proveedor de postres. Luego de obtener el visto bueno del chef corporativo, empezó a trabajar con ellos. Pero la cocina empezaba a quedar chica entre los clientes pequeños que pedían sus postres y Starbucks. Así que buscó un nuevo lugar para instalar su planta. Su padre ubicó un amplio local en la Urb. Mayorazgo. El problema radicaba en el financiamiento. “Ganaba muy poco, pero mis padres me prestaron los US$ 15 mil que habían juntado para comprarse un departamento. Apostaron en mí”, afirma orgullosa.

Con la ayuda de toda su familia el negocio empezó a caminar y en la parte de adelante se colocó lo que es hoy su segunda tienda.

“La deuda con mis padres ya la saldé pese a que me privé de muchas cosas, pero hoy soy dueña de mi empresa”, anuncia orgullosa.

Nuevos proyectos
Luego de un año de proveer a Starbucks se dio cuenta de que era más rentable dedicarse a sus pequeños clientes y dedicarse de lleno a sus tiendas. Entre sus planes está abrir una nueva el 2010, tal vez en Chorrillos. “Y, por qué no, también en Lima Norte, provincias e incluso, incursionar en las franquicias. Amo lo que hago y quiero seguir”, expresa.

La historia de Alejandra es una historia exitosa empresarial; esta mujer emprendedora nos muestra que la vida nos tiene preparada muchas sorpresas, entre ellas esta nuestra carrera o profesion, uno tiene la idea de estudiar y dedicarse a una determinada actividad que generalmente es elegida por la misma persona, pero al igual que Alejandra no llevamos acabo lo que nos planteamos sino que la vida nos conlleva a otras situaciones.

Lo importante de todo esto es que estas sorpresas nos ayudan a lograr lo que en verdad queremos, nos ayudan a salir adelante y a vencer los obstaculos que se nos presenten sin temor a nada; teniendo la esperanza de que todo saldra bien si nos esforzamos mucho en llevar a cabo lo que nos propusimos en algun momento.



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