lunes, 11 de octubre de 2010

"Siempre quise ser mi propio jefe"

Innovador. La historia de gustavo mazuelos y sus panes de yuca. Dejó de lado su trabajo y fue tras el sueño del negocio propio. Hoy sus creaciones naturales no solo gustan sino que ayudan a cuidar la salud.

Empezar un negocio no es fácil. Lo más difícil, dicen algunos emprendedores, es buscar un producto novedoso que guste al público. Y Gustavo Mazuelos lo sabe muy bien. 

Tras casi dos años de haber fundado Molinos del Mundo, empresa dedicada a la fabricación de productos en base a harina de yuca y sin gluten. Hoy, su negocio empieza a crecer y sus clientes son sus más importantes asesores.

La mira en el negocio propio
Siempre estuvo entre sus planes ser su propio jefe, sin embargo, mientras se cristalizaba el sueño, continuaba desempeñándose en un cargo gerencial dentro de  una empresa local.
Fue durante un viaje a Brasil donde su empresa empezó a tomar forma. “Probé el pao de queijo, es decir, pan de queso, en base a la tradicional receta brasileña de almidón de yuca. De allí nació la idea”, recuerda Gustavo mientras abre una de sus creaciones y muestra la suave textura de su producto.

La primera idea que se le cruzó fue adquirir una franquicia, pero el costo era demasiado alto. “Al ver ese problema pensé dedicarme a otra cosa pero me dije: ¿por qué no lo preparo yo mismo”, relata.

Luego de casi seis meses de realizar pruebas de desarrollo, logró obtener un sabor muy parecido al “pao de queijo”, que le dio a probar a algunos brasileños que residen en Lima. “Les gustó mucho y tomaban pequeños pedidos. Así empecé a comercializarlo, pero de una manera más casera, entonces consideré la oportunidad de venderlo en grande”, dice Gustavo, quien desde ese momento se dedicó a tocar puertas  de los supermercados para vender su exquisito pan de yuca.

En ese momento había dejado su trabajo para dedicarse de lleno a su negocio propio. Al inicio, la elaboración era casera. La cantidad que producía le permitía utilizar el horno de sus padres, pero si pensaba crecer, también tendría que hacerlo en espacio. 

Llegando al público
El inicio fue difícil. Pero de tanto insistir, un comprador se interesó en su producto. “A algunos les parecía raro un pan de yuca y no les agradaba la idea, pero un día de tanto insistir, Supermercados Wong me recibió y les gustó mi propuesta, aunque me pidieron hacer cambios en la presentación para que pueda venderse”, afirma Gustavo, que veía nacer su marca Molinos del Mundo. 

Llegaba el momento de expandirse y con US$ 40 mil, los ahorros de toda su vida, abandonó la casa de sus padres y estableció su planta en San Luis, donde empezaría a gestar los nuevos productos.
Su pan de yuca se empezó a vender y fueron sus clientes quienes le dieron la clave para el siguiente producto.
“Algunos de nuestros consumidores eran personas que padecían la enfermedad celíaca, que  no permite que puedan comer productos con gluten o harina de trigo porque les afecta los intestinos y no deja que absorban las proteínas, ellos me decían que solo podían comer mi pan y querían nuevos productos”, asegura.

De esa manera, todas las semanas ideaba nuevos productos naturales. La clave era lograr que el  sabor sea bueno para todo público. Así, creó el keke de quinua, los alfajores de yuca y pizzas de diferentes sabores.
Todo natural y sano. “Mi producto ha gustado y ahora hasta pienso en exportar. No quiero tener límites”, señala Gustavo.

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