jueves, 21 de octubre de 2010

"Secretos de belleza y éxito

Encaminado. En la búsqueda de un hobby, Javier Peña encontró más que eso: su propia empresa. Este médico empezó su sueño de la empresa propia “sin rumbo”, como él mismo dice. Hoy tras cuatro años de iniciada su aventura, la baba de caracol significó la esencia de su próspero negocio.

Los hombres del campo los consideran una plaga, pero paradójicamente los caracoles, esos animalillos  de extraña apariencia, producen una esencia que nos permite a las mujeres –aún con el paso de los años– tener un cutis  lozano o tal vez borrar una cicatriz y regenar la piel. Hablamos de la baba de caracol. 

Y para Javier Peña, médico cirujano desde hace más de 10 años, este producto se ha convertido en uno de los artífices de su ascendente empresa Galeón Cosmética, que hoy está conquistando a los clientes más exigentes de España, Francia e incluso Arabia Saudita.
Del hobby al negocio
Al ser la carrera de médico demandante y por ende estresante, Javier buscaba un hobby, algo para salir de la rutina y relajarse.  “Me sentía aburrido, siempre haciendo lo mismo, realizo cerca de 25 cirugías al mes y necesitaba un reláx”, nos relata mientras nos hace conocer el interior de su empresa en Puente Piedra.
  En 2006 y en sus viajes de trabajo a Chile y Brasil encontró la  respuesta. “Unos colegas se habían dedicado a la crianza de caracoles, lo hacían por hobby y otros por negocio, así que me decidí a realizarlo”, expresó el emprendedor. 
Pero en Javier confluyeron ambas cosas, y mientras se desestresaba le llegó un llamado de España para vender carne de caracol. Pero el bichito de la ciencia, propio de su carrera, lo llevaba a estudiar las propiedades de estos animalitos.

Encontrando el rumbo
Hasta ese momento la empresa no tenía un rumbo definido. Pero fue en 2007, que gracias a esas investigaciones el negocio tomó rumbo. Como la  venta de carne de caracol no resultaba rentable, decidió extraer la baba del caracol y utilizarla con fines cosméticos, además que con ello no se sacrifica a los caracoles.
 Empezó a exportar la baba de caracol a España, pero se dijo  “¿por qué vender sólo la baba de caracol para que otros la produzcan y no hacerlo yo mismo? El negocio tenía rumbo”.
Pero  como no todo es sencillo,  tuvo que capacitarse mucho, incluso en el extranjero para lograr un producto purificado. Así, tras varios intentos, desde España le informaron que su producto estaba apto.
En el camino tuvo que aprender muchas cosas  Pero el esfuerzo valió la pena y gracias a las ferias internacionales puso en vitrina su producto estrella: la aspercina, crema con extracto de baba de caracol. Ahora es utilizado en el Viejo Continente, en Estados Unidos e incluso en Arabia Saudita, y este año llegará a nuevos países, además de conquistar el mercado local.

Mostrando lo nuestro
Lo que más le agrada a este médico-empresario es poder usar no sólo la baba de caracol en la fabricación de sus productos de belleza, sino otras plantas de nuestra biodiversidad, como el sacha-inchi, la sangre de grado o el aguaymanto. “Trabajo con las comunidades que los producen con ganancias mitad y mitad y es una gran satisfacción llevar lo nuestro al exterior. Mi meta es que el nombre del Perú siga siendo reconocido, sobre todo nuestra biodiversidad”, finaliza Javier.






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