miércoles, 27 de octubre de 2010

"El éxito con sabor a chocolate"

Renacer del cacao. Por años cultivaron coca. Hoy una gran idea los hace rentables. Consorcio Cacao Amazónico está conformado por cuatro cooperativas que lograron crear el más exquisito dulce, digno de ser probado por el paladar más exigente. Aquí la historia de estos emprendedores.

Su nombre es sinónimo de dulzura, suavidad, antojo. Pero Hiderico Bocángel, presidente de la Asociación Peruana de Productores de Cacao, asegura que para él y los 7,500 productores que conforman el Consorcio Cacao Amazónico, el chocolate ha sido la clave de su éxito, el aliciente que les ha permitido dejar de lado una actividad ilícita y retornar al cultivo olvidado.
Y ello porque el cacao ha permitido que cuatro cooperativas hayan lanzado cuatro marcas diferentes de chocolate, procedentes a su vez de cuatro orígenes distintos, cada uno con un sabor especial, que no tiene nada que envidiarle al mejor chocolate suizo.

“Tenemos el precedente de Tocache, de la Cooperativa del mismo nombre, que fue ganador en Francia como el de mejor aroma; el Gran Pajatén de la Cooperativa Acopagro, con sus notas frutales; el cacao del Valle del Sisa de la Cooperativa Oro Verde, y el Cordillera Azul de la Cooperativa La Divisora”, afirma Hiderico.

                                    Cambio de rumbo 
Pero ¿qué motivó a estos agricultores a retornar al camino olvidado? Muchas cosas. La primera y más importante, el dejar de lado una actividad ilícita.
“Todos los que integran el consorcio son ex cocaleros que ahora han vuelto al cultivo del cacao. Este cultivo siempre existió, es oriundo de la amazonía peruana. Lamentablemente, empujados por la mayor rentabilidad de la hoja de coca, dejaron de cultivar cacao y de conocer la tecnología”, recuerda.
En un momento dado y gracias al apoyo de organismos como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), fueron dejando de lado este cultivo.
“Los agricultores se dieron cuenta de que el cacao es un árbol que puede durar de 80 a 100 años, que la tecnología que se aplica para este cultivo es fácil y que permite trabajar a toda la familia, de esa manera se recuperan los valores para todos los agricultores. Además, el precio que se está pagando por el cacao es muy importante”, sostiene. 

Valores agregados
El Consorcio Cacao Amazónico produce al año cerca de 5,000 toneladas de cacao, el cual tiene un importante valor agregado que lo hace especial frente a los demás competidores. “El 70% del cacao que producimos posee  la certificación de orgánico (libre de químicos), que además le garantiza demanda en mercados europeos”, explica.
Y es que en el viejo continente su producción tiene mucha demanda. Así Suiza, Holanda y Francia gozan del sabor peruano y en Estados Unidos se rinden ante el cacao de nuestro país. Se estima que al año estas cooperativas exportan alrededor de US$ 10 millones.

Pero ellos no se conforman con ser solo exportadores de cacao. Ahora el reto es producir  chocolate que pueda ser vendido al mercado nacional.
¿Han pensando en la exportación?, le preguntamos a Hiderico. “Por qué no. En un futuro cercano podría darse; en Expoalimentaria nos sorprendió la propuesta”, responde . Por ahora, disfrute del mejor chocolate peruano que nada tiene que envidiarle a un suizo.

jueves, 21 de octubre de 2010

"Secretos de belleza y éxito

Encaminado. En la búsqueda de un hobby, Javier Peña encontró más que eso: su propia empresa. Este médico empezó su sueño de la empresa propia “sin rumbo”, como él mismo dice. Hoy tras cuatro años de iniciada su aventura, la baba de caracol significó la esencia de su próspero negocio.

Los hombres del campo los consideran una plaga, pero paradójicamente los caracoles, esos animalillos  de extraña apariencia, producen una esencia que nos permite a las mujeres –aún con el paso de los años– tener un cutis  lozano o tal vez borrar una cicatriz y regenar la piel. Hablamos de la baba de caracol. 

Y para Javier Peña, médico cirujano desde hace más de 10 años, este producto se ha convertido en uno de los artífices de su ascendente empresa Galeón Cosmética, que hoy está conquistando a los clientes más exigentes de España, Francia e incluso Arabia Saudita.
Del hobby al negocio
Al ser la carrera de médico demandante y por ende estresante, Javier buscaba un hobby, algo para salir de la rutina y relajarse.  “Me sentía aburrido, siempre haciendo lo mismo, realizo cerca de 25 cirugías al mes y necesitaba un reláx”, nos relata mientras nos hace conocer el interior de su empresa en Puente Piedra.
  En 2006 y en sus viajes de trabajo a Chile y Brasil encontró la  respuesta. “Unos colegas se habían dedicado a la crianza de caracoles, lo hacían por hobby y otros por negocio, así que me decidí a realizarlo”, expresó el emprendedor. 
Pero en Javier confluyeron ambas cosas, y mientras se desestresaba le llegó un llamado de España para vender carne de caracol. Pero el bichito de la ciencia, propio de su carrera, lo llevaba a estudiar las propiedades de estos animalitos.

Encontrando el rumbo
Hasta ese momento la empresa no tenía un rumbo definido. Pero fue en 2007, que gracias a esas investigaciones el negocio tomó rumbo. Como la  venta de carne de caracol no resultaba rentable, decidió extraer la baba del caracol y utilizarla con fines cosméticos, además que con ello no se sacrifica a los caracoles.
 Empezó a exportar la baba de caracol a España, pero se dijo  “¿por qué vender sólo la baba de caracol para que otros la produzcan y no hacerlo yo mismo? El negocio tenía rumbo”.
Pero  como no todo es sencillo,  tuvo que capacitarse mucho, incluso en el extranjero para lograr un producto purificado. Así, tras varios intentos, desde España le informaron que su producto estaba apto.
En el camino tuvo que aprender muchas cosas  Pero el esfuerzo valió la pena y gracias a las ferias internacionales puso en vitrina su producto estrella: la aspercina, crema con extracto de baba de caracol. Ahora es utilizado en el Viejo Continente, en Estados Unidos e incluso en Arabia Saudita, y este año llegará a nuevos países, además de conquistar el mercado local.

Mostrando lo nuestro
Lo que más le agrada a este médico-empresario es poder usar no sólo la baba de caracol en la fabricación de sus productos de belleza, sino otras plantas de nuestra biodiversidad, como el sacha-inchi, la sangre de grado o el aguaymanto. “Trabajo con las comunidades que los producen con ganancias mitad y mitad y es una gran satisfacción llevar lo nuestro al exterior. Mi meta es que el nombre del Perú siga siendo reconocido, sobre todo nuestra biodiversidad”, finaliza Javier.






lunes, 18 de octubre de 2010

"Pasión por los cueros"

Emprendora. El exitoso caso de Marina Bustamante, dueña y gerente general de Renzo Costa. Proveniente de una familia de escasos recursos de Barrios Altos, esta perseverante emprendedora luchó para alcanzar el reconocimiento empresarial. 

“Nosotros los que venimos de abajo no nos asusta nada, porque el haber estado allí nos dio una lección de vida, la cual nos da fortaleza para continuar adelante”, de esta manera la exitosa Marina Bustamante, dueña y gerente general de Renzo Costa, nos empieza a contar su historia.

Proveniente de una familia de escasos recursos de Barrios Altos, Marina recuerda que su afición por el cuero nació desde muy niña porque siempre estuvo relacionada con él, ya que su abuelo fue curtidor de este   material.
Por ello, apenas terminó el colegio tuvo la idea de tener una empresa que le permitiera realizar sus creaciones. 

Según nos cuenta, comenzó a confeccionar las carteras de manera empírica.
Decidió poner un taller en el garaje de su casa, pero su padre en un inicio no aceptó porque él quería que su hija estudie una carrera.

Ante la insistencia de su padre, Marina postuló a la UNMSM para seguir los estudios de psicología, pero al mismo tiempo puso su taller en el que creaba carteras de pieles y cinturones de la época de manera artesanal.  

Así sus productos comenzaron a hacerse conocidos entre los dueños de las boutiques de la capital, quienes hasta hacían cola para que les confeccione las carteras.
Mientras tanto continuaba su carrera en UNMSM donde conoció el amor y se casó. Fruto de ello nació su primer hijo.
En ese periodo, a pesar de que Marina no contaba con una gran presupuesto, se aventuró a alquilar una tienda en una conocida galería del Jirón de la Unión  y le puso el nombre de su hijo: Renzo Costa.
“Gracias a Dios apareció una señora trujillana que me dio una cantidad de dinero para que le confeccione carteras y al mismo tiempo así llené mi tienda de productos”, recuerda la emprendedora.
Debido a la gran acogida que tuvo  la tienda, contrató a personal y al poco tiempo compró un local en la cuadra 5 del mismo Jirón de la Unión.
Ahí es cuando decide viajar a Argentina y traer un modelo de las casacas de cuero e incursionar en este rubro.

Todo iba viento en popa, sin embargo, Marina y su familia decidieron irse a Chile debido a que el país pasaba por momentos inseguros. Allí abrieron locales Renzo Costa teniendo también una gran acogida.
Tras varios años, regresan al Perú y continuaron abriendo más locales en diversos lugares del país.

Obstáculos que superar
Todo iba bien, hasta que llegó el Fenómeno del Niño, lo cual les afecto porque la gente ya no compraba casacas de cuero.
“Ese fue el momento más difícil que tuve que pasar. Hasta queríamos rematar la marca. Pero lo que hicimos fue convertirlo en oportunidad porque decidimos incursionar en billeteras y accesorios”, dice Marina.
Y así continuó la marca Renzo Costa expandiéndose con locales en Plaza San Miguel, Jockey Plaza y exportaciones a EEUU, Alemania, Holanda. “No hay que asustarnos frente a las dificultades siempre hay que ser perseverantes teniendo confianza en uno mismo”, nos recomienda.


sábado, 16 de octubre de 2010

"Las rosas expresan lo que siento, pienso y quiero"

Creativas. Surge la primera empresa especializada en imprimir mensajes personalizados sobre los pétalos de una rosa. Crecen los pedidos para obsequios y celebraciones, mientras Karoll Revilla encontró una exitosa forma de hacer negocio.

Como relataba aquella canción de Lorenzo Antonio, este innovador producto parece estar dirigido a quienes no se atreven a expresar directamente sus sentimientos o simplemente buscan sorprender a un ser querido con un lindo obsequio.

Pero gracias a este novedoso negocio, que también ha adornado cientos de celebraciones, Karoll Revilla encontró una buena forma de hacer empresa en el país.
Buscando nuevos productos 
Karoll proviene de una familia emprendedora de San Martín de Porres. Cada una de sus seis hermanas tiene un negocio propio y ella no podía quedarse atrás.
Aunque el mercado de arreglos florales ya se encuentra bastante difundido, Karoll reparó en que ya se había convertido en un producto repetitivo y “a las personas a veces les cansa recibir siempre las mismas flores todos los años”. 
Es así que decide crear Rosa Chic, una empresa especializada en todo tipo de impresiones sobre los pétalos de una rosa, ya sean textos o imágenes. “Somos la primera empresa del Perú en este rubro”, nos cuenta orgullosa.  

Para ello tuvo que importar una máquina impresora especial, que costó alrededor de US$ 1,500, mediante la cual se realiza cuidadosamente este tipo de grabados sin afectar el lapso de vida de la rosa.

Internet es la clave
Si bien la tienda está ubicada en una de las galerías del concurrido Jirón  de la Unión, en el centro de Lima, los comienzos fueron difíciles para Rosa Chic, pues –como en toda empresa nueva– el primer reto es ganarse la confianza del público.
“Internet fue fundamental, pues a través de nuestra página web hemos dado a conocer el producto y realizamos los pedidos. En la actualidad, si una empresa no se apoya en el internet es difícil que tenga éxito”, subraya. 

Y este parece ir llegando poco a poco, ya que en apenas tres meses los pedidos se han multiplicado y ahora ya está pensando en abrir nuevos locales en otros distritos.  
   
Lista para la competencia
Pero debido al éxito es posible que las grandes florerías también copien este producto. ¿Qué harán en este caso? “No importa, siempre se pueden hacer nuevas cosas. Además, el mercado limeño es muy grande y alcanza para todos”, responde con gran confianza, a la vez que nos muestra el otro rubro de la empresa: impresiones en uñas. “Hemos recibido todo tipo de pedidos, desde el rostro de un artista hasta brevísimos poemas de amor”, recuerda.
Sin duda, el caso de Karoll es un ejemplo de creatividad a seguir por empresarios que desean invertir en nuevos mercados. Solo es cuestión de encontrar el producto adecuado y ponerle ganas.

lunes, 11 de octubre de 2010

"Siempre quise ser mi propio jefe"

Innovador. La historia de gustavo mazuelos y sus panes de yuca. Dejó de lado su trabajo y fue tras el sueño del negocio propio. Hoy sus creaciones naturales no solo gustan sino que ayudan a cuidar la salud.

Empezar un negocio no es fácil. Lo más difícil, dicen algunos emprendedores, es buscar un producto novedoso que guste al público. Y Gustavo Mazuelos lo sabe muy bien. 

Tras casi dos años de haber fundado Molinos del Mundo, empresa dedicada a la fabricación de productos en base a harina de yuca y sin gluten. Hoy, su negocio empieza a crecer y sus clientes son sus más importantes asesores.

La mira en el negocio propio
Siempre estuvo entre sus planes ser su propio jefe, sin embargo, mientras se cristalizaba el sueño, continuaba desempeñándose en un cargo gerencial dentro de  una empresa local.
Fue durante un viaje a Brasil donde su empresa empezó a tomar forma. “Probé el pao de queijo, es decir, pan de queso, en base a la tradicional receta brasileña de almidón de yuca. De allí nació la idea”, recuerda Gustavo mientras abre una de sus creaciones y muestra la suave textura de su producto.

La primera idea que se le cruzó fue adquirir una franquicia, pero el costo era demasiado alto. “Al ver ese problema pensé dedicarme a otra cosa pero me dije: ¿por qué no lo preparo yo mismo”, relata.

Luego de casi seis meses de realizar pruebas de desarrollo, logró obtener un sabor muy parecido al “pao de queijo”, que le dio a probar a algunos brasileños que residen en Lima. “Les gustó mucho y tomaban pequeños pedidos. Así empecé a comercializarlo, pero de una manera más casera, entonces consideré la oportunidad de venderlo en grande”, dice Gustavo, quien desde ese momento se dedicó a tocar puertas  de los supermercados para vender su exquisito pan de yuca.

En ese momento había dejado su trabajo para dedicarse de lleno a su negocio propio. Al inicio, la elaboración era casera. La cantidad que producía le permitía utilizar el horno de sus padres, pero si pensaba crecer, también tendría que hacerlo en espacio. 

Llegando al público
El inicio fue difícil. Pero de tanto insistir, un comprador se interesó en su producto. “A algunos les parecía raro un pan de yuca y no les agradaba la idea, pero un día de tanto insistir, Supermercados Wong me recibió y les gustó mi propuesta, aunque me pidieron hacer cambios en la presentación para que pueda venderse”, afirma Gustavo, que veía nacer su marca Molinos del Mundo. 

Llegaba el momento de expandirse y con US$ 40 mil, los ahorros de toda su vida, abandonó la casa de sus padres y estableció su planta en San Luis, donde empezaría a gestar los nuevos productos.
Su pan de yuca se empezó a vender y fueron sus clientes quienes le dieron la clave para el siguiente producto.
“Algunos de nuestros consumidores eran personas que padecían la enfermedad celíaca, que  no permite que puedan comer productos con gluten o harina de trigo porque les afecta los intestinos y no deja que absorban las proteínas, ellos me decían que solo podían comer mi pan y querían nuevos productos”, asegura.

De esa manera, todas las semanas ideaba nuevos productos naturales. La clave era lograr que el  sabor sea bueno para todo público. Así, creó el keke de quinua, los alfajores de yuca y pizzas de diferentes sabores.
Todo natural y sano. “Mi producto ha gustado y ahora hasta pienso en exportar. No quiero tener límites”, señala Gustavo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

"Una empresa con sabor a dulce"

Amor por el postre. Alejandra Cendra nos narra su historia de éxito en el negocio de la pastelería. Alejandra y Punto es el nombre de la cadena de pastelerías que empiezan a destacar gracias a sus exquisitos sabores y la clave de combinar la pastelería fina y la novoandina. Hoy piensa en grande: quiere abrir más tiendas e incluso llegar a provincias con sus manjares.

Ingresar al taller de su tienda de pasteles es mezclarse entre los suaves y dulces aromas de sus postres en plena elaboración. Observar cómo una simple mezcla puede dar un resultado tan exquisito como un brownie de chocolate o un muffins nos lleva a pensar que este debe ser el negocio más rico que cualquiera puede imaginar.

Y no nos equivocamos
Alejandra Cendra, dueña de Alejandra y Punto, cadena de pastelerías que empiezan a despuntar gracias a la fusión de la pastelería fina y la novoandina, se siente feliz con lo que hace. Se confiesa una amante de los postres, quizá porque fue su querida abuela quien la llevó a ese dulce mundo. “Cuando era niña me gustaba ver a mi abuela mientras preparaba sus ricos postres caseros”, rememora Alejandra. Pero aunque esa fue su debilidad, jamás pensó que era una carrera para seguir.

El llamado del dulce
Optó por la hotelería, carrera que empezó a seguir en Le Cordon Blue, pero por azares del destino la derivaron a la sección de pastelería. Allí, junto a los aromas que la acompañaron en su niñez, decidió cambiarse de especialidad, una decisión respaldada por sus padres.

Lo aprendido en el instituto lo hacía realidad en la cocina de casa. Así el cheescake de maracuyá que preparó con una inversión de S/. 15 hace 9 años fue el punto de partida de su negocio. “Salió tan bueno que mi familia me sugirió que lo ofrezca”, recuerda. La cafetería Sarcletti fue su primer cliente y vinieron otros más.
 
En vista de que la cocina de casa quedaba chica, sus padres le construyeron en la lavandería una pequeña cocina. A la par, el sueño de la “tiendita propia” se hizo realidad.
“Siempre lo soñé y justo cuando iba a dejar pedidos a otro de mis clientes, una señora me dijo que podía alquilarme su cochera como local. Un lugar pequeño pero lo arreglamos con mucho cariño. Hoy esa tienda, la de San Borja Norte, la maneja mi abuelita”, comenta orgullosa.

Negocio en grande
En el 2003, su primer cliente, Sarcletti, “le pasó el dato” de que la cadena Starbucks llegaba a Perú y estaba tras la búsqueda de un proveedor de postres. Luego de obtener el visto bueno del chef corporativo, empezó a trabajar con ellos. Pero la cocina empezaba a quedar chica entre los clientes pequeños que pedían sus postres y Starbucks. Así que buscó un nuevo lugar para instalar su planta. Su padre ubicó un amplio local en la Urb. Mayorazgo. El problema radicaba en el financiamiento. “Ganaba muy poco, pero mis padres me prestaron los US$ 15 mil que habían juntado para comprarse un departamento. Apostaron en mí”, afirma orgullosa.

Con la ayuda de toda su familia el negocio empezó a caminar y en la parte de adelante se colocó lo que es hoy su segunda tienda.

“La deuda con mis padres ya la saldé pese a que me privé de muchas cosas, pero hoy soy dueña de mi empresa”, anuncia orgullosa.

Nuevos proyectos
Luego de un año de proveer a Starbucks se dio cuenta de que era más rentable dedicarse a sus pequeños clientes y dedicarse de lleno a sus tiendas. Entre sus planes está abrir una nueva el 2010, tal vez en Chorrillos. “Y, por qué no, también en Lima Norte, provincias e incluso, incursionar en las franquicias. Amo lo que hago y quiero seguir”, expresa.

La historia de Alejandra es una historia exitosa empresarial; esta mujer emprendedora nos muestra que la vida nos tiene preparada muchas sorpresas, entre ellas esta nuestra carrera o profesion, uno tiene la idea de estudiar y dedicarse a una determinada actividad que generalmente es elegida por la misma persona, pero al igual que Alejandra no llevamos acabo lo que nos planteamos sino que la vida nos conlleva a otras situaciones.

Lo importante de todo esto es que estas sorpresas nos ayudan a lograr lo que en verdad queremos, nos ayudan a salir adelante y a vencer los obstaculos que se nos presenten sin temor a nada; teniendo la esperanza de que todo saldra bien si nos esforzamos mucho en llevar a cabo lo que nos propusimos en algun momento.



sábado, 2 de octubre de 2010

"Mujeres luchadoras y Triunfadoras"

Mujeres. Están convencidas de forjar un futuro prometedor. Renza Fu, Juliana Rigacci y Eugenia Salguero: tres mujeres que encontraron en los coloretes y perfumes el secreto de su éxito. A continuación, las historias de estas prósperas empresarias.

Representan la mixtura de colores de nuestro país, y pese a sus diferencias tienen algo en común: esfuerzo, sacrificio y dedicación. Dos de ellas vivieron en medio de la pobreza y hoy lo tienen todo. Y por si fuera poco, Juliana Rigacci, Eugenia Salguero y Renza Fu, directoras regionales de Unique, brindan la oportunidad a más de nueve mil mujeres que van en busca del éxito.

Juliana Rigacci vivió la mayor parte de sus 49 años en San Juan de Miraflores. Ahora tiene un lujoso departamento en Surco, alrededor de 18 viajes por el mundo y es, en definitiva, una empresaria de éxito.

“Si me hubieran leído las cartas, no lo habría creído. Nunca me llamó la atención vender. Me daba vergüenza”, cuenta Juliana, madre por partida doble, esposa de un ex marino mercante y directora regional estrella de la citada multinacional empresa de cosméticos.

Carisma y facilidad de palabra
Para Juliana, acabar con la vergüenza no fue fácil, pero cuando lo hizo empezaron las buenas épocas, y descubrió que el carisma y la facilidad de palabra son sus mejores armas. Empezó como consultora de Unique. Ofrecía los productos a sus compañeros de trabajo en San Juan de Miraflores y luego de un año ya facturaba US$ 3,800 por campaña.

Los premios siempre fueron su motivación. Sin embargo, lo que hoy la mantiene en el negocio, además de querer vivir holgadamente, es el empeño de ayudar a otras mujeres, quienes llegan a ella en busca de una oportunidad.

“Me siento un ángel. Tengo directoras cuya autoestima estaba por los suelos. Mi trabajo ahora es capacitar a la mujer, demostrarle que sí puede, desarrollarla”, revela Rigacci.

Morena de garra
Eugenia Salguero de Véliz vive en Ate Vitarte. Resalta por su mirada coqueta y la sonrisa que dibuja en su rostro cada vez que está frente a cámaras. Según ella, la inseguridad es cosa del pasado. Tiene 35 años y es también una empresaria de éxito.

Hace cinco años dejó su trabajo en el Ministerio de Agricultura para convertirse en directora de Unique. “Para ser directora tenía que vender 12 mil soles, pero solo facturaba 4 mil por campaña. Pero lo logré”, dice la emprendedora.

Para esta ‘morena de garra’, el trabajo de las mujeres en tiempo de crisis financiera es difícil. Pero la lucha y la perseverancia que caracterizan a las peruanas, dice, sumadas a la creciente capacitación laboral, lo hace más sencillo. “La crisis está en la mente. Para las mujeres de Unique no hay crisis”, expresa convencida.

Crecer haciendo crecer
Renza Fu de Kawamura, de 53 años, comenta sobre las dificultades de ser una empresaria de éxito. “Tengo cuatro hijos a quienes al principio no les gustaba mi trabajo porque veían interrumpido nuestro tiempo. Pero el problema mayor es que el Infocorp, a veces, no permite el ingreso de nuevas mujeres a la red”.

Sin embargo, para Eugenia, Renza y Juliana las oportunidades no terminan ahí. El esfuerzo y sacrificio son los ingredientes básicos para su éxito. Disfrutar cada día de él, en medio de nuevas experiencias, de nuevas historias y nuevas emprendedoras como ellas, sin duda hacen creíble el lema ‘crecer haciendo crecer’.

Las historia de estas tres mujeres luchadoras son Exitosas historias empresariales, que nos demuestran una vez mas que luchando fuertemente nosotros lograremos nuestros objetivos. Muchas mujeres tienden a sentirse incapaces de enfrentar las dificultades, sienten que dependen de un hombre aunque esta concepcion ha ido cambiando en los ultimos tiempos, lamentablemente aun hay ese tipo de mujeres. 
Sin embargo es necesario rompmper esos estereotipos y demostrarnos que nosotras no tenemos por que sentirnos inferior a nadie y debemos sentirmos capaces de lograr lo que queramos sin temor a nada ni a nadie; esto es lo que nos han enseñado estas tres mujeres luchadoras.