martes, 7 de septiembre de 2010

" Mis tamales me conducen al éxito "

Legado. Magaly Silva hizo de una tradición familiar, la preparación de tamales, un negocio exitoso. Abrir sucursales y exportar son sueños que espera hacer realidad, y para ello trabaja de sol a sol. “Soy tamalera profesional. Mi madre me enseñó a sentirme orgullosa de eso”, afirma.

Una tarde, mucho antes de que su madrecita se fuera al cielo, Magaly Silva la sorprendió con una atrevida pregunta: “Mamita Feli, ¿por qué no hacemos otro tipo de tamales?”. Su madre, una mujer de estirpe chinchana, de costumbres firmes y arraigadas, perpleja, le respondió: “No se puede, ¡estás loca! Los tamales solo son de chancho y de pollo”, la reprendió. 

Pero Magaly Silva, entonces solo una niña, continuó imaginando toda una variedad de posibilidades. Y no fue sino hasta los 19 años, tras la partida de su querida Feli, cuando se hizo cargo del aún doméstico e incipiente negocio de preparar y ofrecer los tamales, que cristalizó su creatividad con el primer tamal de pulpa de cangrejo.

Si bien la innovación, reconoce Magaly hoy a sus 38 años de edad (19 años y 12 tipos de tamales después), constituye una característica esencial de su carácter, enfatiza que mantener la tradición constituye una prioridad en su labor, al ser depositaria de cuatro generaciones de expertas tamaleras.

“Yo soy tamalera profesional. Mi madre me enseñó a sentirme orgullosa de eso. Mi madre, mi abuela y mi bisabuela fueron tamaleras. Yo entendí desde chica, con un padre alcohólico que no trabajaba nunca, que el tamal lo era todo. Que pagaba la comida, la luz y el agua”, señala.

En la esquina del sabor
4:30 am. Magaly Silva ya saltó de la cama. Héctor, su pareja, padre de su hija Génesis de cinco años, principal aliado en el negocio, la escolta hasta la puerta, donde el taxista la espera para ayudarla a depositar los canastones de tamales en la parte trasera del automóvil.

Magaly llega a la esquina de la cuadra 5 de la avenida Tarapacá en el Rímac, deposita los canastones, pletóricos de tamales, frente a la panadería, se parapeta bajo los toldos e inicia el ritual de venta que practica todos los fines de semana desde hace 30 años.

Cerca de las 11 de la mañana, en sus canastones no queda ni uno de los más de 600 tamales que prepara los sábados, porque los domingos las ventas pueden subir hasta los 2 mil unidades, sin contar los pedidos especiales.

Dada la abrumadora demanda, que desde hace tres años empezó a incrementarse tras un reportaje del Canal 7 (pasó de elaborar 2 mil a 5 mil a la semana), Magaly tuvo que idear un sistema de distribución directa a través de una flota de taxis contratados. En total, prepara una nada desdeñable cifra de 20 mil tamales al mes.

Atrás quedaron los años en que Magaly recorría las calles de Comas, voceando tamales con su madre. Hoy es una empresaria de éxito. Sus riquísimos tamales también se van a seis países entre América y Europa, aunque todavía es a través de intermediarios. “Entre mis proyectos está el convertirme en la primera tamalera exportadora”, afirma.

Por ahora, aguarda con paciencia su momento. Treinta años en el negocio han pergeñado esta receta. Rechaza las ofertas de Wong y Metro para comercializar sus tamales. “Ellos me piden que les venda los tamales a S/. 1.50 y eso haría caer la calidad del producto”, afirma. Pero además hay otro motivo que pertenece a los dominios del corazón: mantener la tradición como una forma de conservar el amor a su herencia familiar.

La historia de Magaly es otra exitosa historia empresarial. Esta historia es una muestra más de que mediante el uso de nuestra creatividad (que como bien lo mencione en algún momento es característico en los peruanos), de la innovación y principalmente de la persistencia se puede alcanzar el éxito. Estas tres cualidades son características esenciales de una persona que realmente desea salir de la oscuridad y encontrar la luz, y que mejor ejemplo que Magaly.

Esta mujer logró salir adelante apesar de las adversidades que se le presentaron, pudo superar esas pruebas que a veces nos pone la vida, es por ello que ahora está rumbo a donde todos queremos llegar y tenemos que llegar, al ÉXITO.

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