sábado, 28 de agosto de 2010

"Endulzando la vida con los churros"

Sueño. La historia de compromiso de Inés Cherres. La historia de Inés Cherres, quien impidió que un sueño de más de medio siglo muriera. Y para suerte de los limeños, sigue viva la tradición.


Un churro caliente de San Francisco tiene más que un corazón relleno de crema pastelera. En su interior, se hallan también los recuerdos y sueños de una mujer dulce pero con una determinación implacable: Inés Cherres, una hacedora de churros, que deseaba tener un negocio propio y lo obtuvo entre bolillos de harina, onzas de perseverancia y chorros de gratitud.

Su historia de emprendimiento nace de la mano de Don Ramón Falco, un español que vino desde pequeño a tierras incas para hacer lo que mejor sabía: pasteles, tostadas y churros. Era tal el entusiasmo de aquel europeo por su trabajo, que incorporó a su creativa preparación churrera la mejor arma para doblegar los estómagos limeños: un relleno a base de huevo, leche, maicena y mucha azúcar.

Así surgió Los Españoles, un huequito capitalino de los cincuenta, en el que se exhibían los mejores churros españoles de sabor nacional. A ese lugar llegó Inés Cherres, con 17 años y muchas ganas de trabajar.

Una vida dulce
Inés no era exactamente el prospecto de alguien que podía darle con la masa durante media hora, ni tampoco tenía la imagen de una experta vendedora. Pero tenía el ímpetu de toda novel. Deseaba ganar su dinero propio y valerse por sí misma. Eso fue lo que vio Don Ramón en ella y por eso la aceptó en el puesto de churrera.

Amaba lo que hacía y estimaba mucho a Don Ramón, pero aún así decidió abandonar su trabajo, mas no su conexión con él. Y a pesar que se fue a otra empresa, apoyaba al español en cada feriado que se aproximaba. Así estuvo durante casi veinte años.

Vientos malos
En el 2001, un derrame cerebral se llevó a Don Ramón Falco. Su esposa Rosa se hizo cargo del negocio e Inés, por su parte, decidió comprometerse de por vida con la churrería de su noble empleador. “Era muy bueno con nosotras, nos trataba bien y siempre se preocupaba por nuestro bienestar”, recuerda ella.

Nueve años después, otra tragedia amargó el dulce camino de Los españoles: Doña Rosa, ya muy anciana, perdió el local del jirón Junín, en el centro de Lima, donde se hallaba durante más de medio siglo el puesto de churros rellenos. Descuido o pena, ni sus empleadas lo supieron. Sin embargo, de ese hecho nació una gran oportunidad.

Mirar hacia el futuro
Una tragedia no iba a detener los planes de Inés. Así que materializó lo que tenía en mente hace años: un negocio propio... y entonces brillaron sus ojos de la emoción.

Un mes después de la pérdida del local y de la mano de su amiga Roxana Icanaqué fundó San Francisco, la prolongación de la dulzura de Don Ramón en manos de su discípula.

Hoy, gracias al apoyo de amigos y familiares, este sueño es posible. Los churros San Francisco existen y continúan gustando a grandes y chicos porque como dice Inés, aunque la marca no sea la misma; la receta, la calidad, las manos y el gusto por la vida dulce, son las de ayer.

La historia de Inés es una exitosa historia empresarial,  es una muestra de cómo el emprendimiento nos ayuda a vencer los diversos obstáculos y superarnos. Esta historia nos motiva a no renunciar a nuestros sueños, sino a luchar para hacerlos realidad. Pues si en realidad queremos llevar acabo lo que nos propusimos alguna vez, no habrá nada ni nadie que nos lo impida. Esta lección nos ha dado Inés con su admirable historia.

2 comentarios:

  1. esta muy bonito tu blog me encanta el diseño y las estupendas historias que has puesto

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  2. esta muy bonitO tu blOg...me encanta!!
    esta super chevere
    la musica... xvr ah


    ****Only GaBrIeLiTo****

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